martes, 12 de enero de 2016

Lagrimas Irrumpieron en los ojos de los inocentes y culpables.

Transcurría los cuarenta, la verdad no recuerdo bien el año exacto ya por mi avanzada edad, pero si recuerdo algunas cosa que viví en aquella época, el Tercer Reich gobernaba la gran Alemania con inmensa maldad, inquebrantable patriotismo aderezado con un mucho fanatismo y un odio racial que condeno a muchos.

Lagrimas irrumpieron en los ojos de los inocentes víctimas de una  malévola persecución por ser distintos al “Estereotipo Ario” preferido por los nazis, esta razón es una razón irrazonable pienso yo, a cuantas bajezas no fueron expuestos estos inocentes y que disfrute para aquellos emisarios de dolor que gozaron con la mala y denigrante situación de aquellos distintos; maltratados, violados física y moralmente aguardaron a que un día lagrimas irrumpirían de los culpables también.

Las persecuciones prosiguieron a uno de los acontecimientos históricos más notables y lamentables del mundo, La Segunda Guerra Mundial, invadiendo a algunos tantos países Europeos, llegaron a los campos productores de Francia, allí fui raptada por los culpables. Fui recluida en más de unos de sus campos de concentración, yo por mi parte rezaba porque en este vaivén nunca se cruzara en mi camino el oscuro Ángel de la Muerte que reinaba en Auschwitz. Éramos obligados a trabajos forzosos, trabajos serviciales y hasta trabajos que desmoralizaban la esencia de ser humano; en las mañanas salíamos de nuestras “alcobas” y en las tarde regresaban unos y otros no, escuchamos rumores que en un campo de concentración había un hombre que trataba a sus recluidos con la dignidad que merece todo humano e incluso un tiempo después me entere que este los salvo y llorando se decía “si hubiera vendido mi auto, hubiera podido salvar a unos cuantos más”. Conocí a una Ana y a un pianista y sus historias se hicieron denotar en el futuro como atestiguaciones de esta negra era.

Pasaron los años y la guerra fue perdiendo forma para los culpables, poco a poco su fuerza fue mermando todo gracias a los Aliados, hasta que un día se dio la gran noticia que la guerra había terminado al igual que las persecuciones, culpables fueron capturados para su respectivo juicio, por otro lado los inocentes fueron liberados, ese día quedo marcado para siempre en sus pieles, consciencias y en sus vida.  Ese día lágrimas irrumpieron en los ojos de los inocentes  y culpables por igual.